Comenzamos nuestro recorrido de la selva cruzando el río Orinoco por el impresionante Puente Angostura, que nos lleva directo a Ciudad Bolívar. Esta ciudad es la capital del estado Bolívar y posee un casco histórico espléndido, que vale la pena visitar: la Casa del Congreso de Angostura, la bellísima Catedral en cuyos muros exteriores fusilaron a Piar, la Casa Parroquial y tantas otras casonas, todas espectaculares.
Desde Ciudad Bolívar hay un paseo bien interesante de 250 kilómetros por tierra hacia el oeste buscando el río Caura y el Salto Pará. Luego, desde el poblado de las Trincheras se navegan hacia la comunidad yekuana de Nichare y hasta el Playón, para después caminar unos 5 kilómetros y llegar al Salto Pará, unos de los saltos más impresionantes y desconocidos de nuestras selvas.
Desde Ciudad Guayana tomamos la carretera hacia el sur y visitaremos Upata, Guasipati, El Callao, Tumeremo y El Dorado, donde comienza el kilómetro cero de la carretera da la Gran Sabana. En El Callao vale la pena detenerse, no sólo por sus carnavales sino por el museo del Oro, a solo 7 kilómetros de la Plaza Bolívar, en la mina de El Perú.
Desde el Dorado hacia el sur, en el kilómetro 98, se encuentra la impresionante Piedra de la Virgen, que marca la subida hacia la Gran Sabana por la Sierra de Imataca, en medio de una selva espectacular, la cual se detiene mágicamente en el kilómetro 134, para abrir paso a la insólita Gran Sabana.
Aquí comienza una experiencia fascinante de tepuyes, cascadas y ríos incrustados en un paisaje impresionante frescas y deliciosas.
Los Rápidos de Kamoirán son dulces, el Salto Kamá despista por su apariencia tranquila, la Quebrada Pacheco es irresistible, los cerros Roraima y Kukeán impresionantes, la Quebrada de Jaspe es insólita, por el color de su piedra.
Nuestras selvas también arropan el Delta del Orinoco, donde podrá disfrutar de la naturaleza todavía muy virgen y muchos animales libres, en territorio de los amables waraos. Navegar por estos caños es fascinante y existen operadores turísticos muy bien organizados, que harán de su recorrido una experiencia inolvidable.
Otro recorrido por la selva venezolana comienza cruzando en chalana sobre le río Orinoco el Puerto Páez, en el estado Apure. Este cruce es muy emocionante, porque se puede apreciar de cerca la potencia tranquila del soberbio Orinoco y también como el río Meta, frontera con Colombia, desemboca alegre en nuestro río padre.
Ya una vez cruzado el río, estamos en el estado Amazonas y comenzamos a ver un paisaje absolutamente diferente, piedras negras milenarias rodeadas de vegetación abundante. Llegamos muy rápido a Puerto Ayacucho, capital del estado, donde podemos admirar la Casita sobre la Piedra, insólita construcción que tiene años. En el mercado de los indios de la plaza Rómulo Betancourt venden artesanía espectacular.
El museo Etnológico Monseñor Ceccarelli muestra de una manera sublime, los objetos y costumbres de los indios yanomami, yekuana, panare, guajiros, piaroas y otras etnias que pueblan estas selvas.
Al sur de Puerto Ayacucho, en la vía a Samariapo, se llega a la Piedra de la Tortuga, que es una formación rocosa impresionante por su tamaño y forma. También se llega por esta vía a los petroglifos de Cerro Pintado, ignorados y hermosos, y al famoso Tobogán de la Selva que bien vale la pena.
A Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana por la autopista a Oriente hasta Barcelona, para luego tomar al sur hacia Anaco, Cantaura, El Tigre, y Ciudad Bolívar. Las principales líneas aéreas ofrecen vuelos diarios.
Al Delta del Orinoco por tierra hasta Tucupita desde Maturín, luego en curiara. A Puerto Ayacucho por tierra tomando la vía de los llanos de Guárico hacia el sur, pasando San Fernando de Apure hasta llegar a Puerto Páez.
NO OLVIDE:
Llevar protector solar, ropa fresca y liviana, pantalones largos y camisas manga larga, un buen sombrero y mucho repelente contra insectos.
Respete muchísimo los ríos de la selva y nunca se lance en ellos, porque siempre hay piedras ocultas que pueden ocasionar accidentes.